Desde la educación preescolar se nos ha hablado mucho acerca de estos temas ética, moral y valores los cuales tienen una estrecha relación con el comportamiento humano.
La ética (del latín ethica desde el griego antiguo ἠθική [φιλοσοφία] "filosofía moral", del adjetivo de ἤθος ēthos "costumbre, hábito") proviene del griego "Ethikos" cuyo significado es "Carácter". Tiene como objeto de estudio la moral y la acción humana.
El término Moral, etimológicamente, proviene de la palabra latina mores, que significa costumbres.
Podríamos decir que si hablamos del comportamiento de una sociedad intervendría la ética y dentro del área personal la moral que incluye los valores que se entiende por todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona.
Partiendo de estas definiciones se puede ver un panorama más amplio y enfocarnos al origen de todo problema humano en cualquier sociedad existente del pasado o del presente: ¿A que le damos valor? Y las consecuencias de valorar lo incorrecto.


El valor de la naturaleza

Al encontrarnos con los anteriores conceptos nos surge la pregunta ¿en que se basa la conducta humana? Es bien sabido que el ser humano nunca ha podido vivir solo, es por eso que a través de los tiempos se ha desarrollado creando sociedades hasta llegar a la de hoy en día en la actualidad, estas sociedades se han regido mediante jerarquizaciones morales de acuerdo a su cultura, religión y creencias que en la antigüedad siempre tienen relación con seres supremos o divinos.
En la época prehispánica la mayoría de las culturas tenían una deidad tomada de la naturaleza, era de suma importancia y valor respetar todo cuanto ellos creían era parte de la deidad.
La religión maya se centraba en el culto a un gran número de dioses de la naturaleza. Chac, dios de la lluvia, tenía especial importancia en los rituales populares. Entre las deidades supremas se hallaban Kukulkán, un dios creador íntimamente emparentado con el dios de los toltecas y aztecas, Quetzalcóatl, e Itzamna, dios de los cielos.
En la cultura azteca sus dioses eran: Huitzilopochtli (deidad del sol), Coyolxahuqui (la diosa de la luna que, según la mitología azteca, era asesinada por su hermano el dios del sol), Tláloc (deidad de la lluvia) y Quetzalcoátl (inventor de la escritura y el calendario, asociado con el planeta Venus y con la resurrección).
En el caso de la cultura tolteca su dios era Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada.
Estas tres culturas que se desarrollaron en la zona que hoy es conocido como parte del territorio mexicano encontramos semejanzas en relación a sus dioses; provenían de la naturaleza, le daban demasiada importancia y sobre ellos basaban su vida su conducta.
Hoy en día es distinto seguimos buscando como sociedad e individuos algo que valorar, tal vez eso nos ha llevado ala autoadoracion del hombre, cada individuo cree ser por el simple hecho de ser humano superior a cualquier ser vivo, esa es la motivación para actuar con irracionalidad, egoísmo, irresponsabilidad ante lo que en la antigüedad llamarían deidad ahora solo es conocido como recursos para poder obtener y tener lo que cada persona quiera y no lo que simplemente necesita,
Con esto no quiero decir que lo correctos es adorar a cada fenómeno de la naturaleza o animal sino enfocarnos en la razón del porque estas culturas lo hacían pues ellos reconocían que era valioso no solo porque dependían de ellos sino por su simple existencia, si pudiéramos llegar a entender esta razón se hallaría un equilibrio en la consideración de este valor y de acuerdo a esto se formarían principios en los que pudiéramos basar nuestras vidas y vivir en armonía con la naturaleza, todo ser vivo, aun con cada ser humano reconociendo el derecho ala existencia, el respeto, generosidad y el amor.
En conclusión podemos decir que debemos hacer un análisis acerca de lo que valoramos y si esta de acuerdo a la importancia de los demás seres vivos logrando respetando su derecho a existir, no dejando que el egoísmo nos lleve a la irracionalidad de los recursos, al consumismo creando necesidad que en realidad no lo son y recordando que el hombre también perteNece a la compleja red del ecosistema de tierra, y que si se afecta repercute también a la sociedad en la que vivimos.